Todo está relacionado. Todo. Recuerdo a personas
bastante cercanas diciendo, hace poco tiempo, que la política no les interesaba
porque no tenía nada que ver con ellos, que nada podían hacer para cambiar las
cosas y, que estuviera quien estuviese en el gobierno, iban a seguir recibiendo
su buen salario. Qué cúmulo de mentira, indiferencia y apatía ha sido creado
para ir creciendo arrullados por el conformismo. Ahora todo ese absurdo
planteamiento de la distancia cae. Ahora nos damos cuenta de que todo nos
influye. Ya no somos capaces de ser indiferentes. Ahora nos damos cuenta de que
todo está relacionado.
Ejemplo de ecosistema |
Fíjense qué curioso. Lo mismo que les ocurrió a los
primeros ecólogos. “La ecología es la ciencia de las relaciones que mantienen
los organismos vivos entre sí y con su entorno físico-químico”. Así define esta
ciencia Francisco Díaz Pineda, catedrático de Ecología de la Universidad
Complutense de Madrid, en su obra Ecología. Ambiente Físico y Organismos Vivos.
Como bien nos comenta, las grandes expediciones de los siglos XVIII y XIX
tuvieron mucho que ver en la creación de este nuevo campo del saber. Los
naturalistas que vivieron en aquella época comenzaron a realizar una
recopilación exhaustiva de datos biológicos, geológicos y cartográficos. Cuando
varios investigadores de distintas ramas viajaban en el mismo barco
intercambiaban su información, iniciándose así el camino hacia el entendimiento
de nuestro lugar en el planeta.
Alexander von Humboldt |
Un día llegó un tal Alexander von Humboldt y pensó,
“¿no será más interesante, en lugar de recoger datos y más datos para que luego
cojan polvo, observar la relación existente entre ellos?”. Dicho y hecho. Así
llegó a la conclusión de que los organismos vivos tenían mucho que decir en la
historia del mundo, jugando un papel fundamental en los procesos naturales.
Humboldt añadió la idea de unidad del mundo como
sistema. ¿Recuerdan la definición de sistema machacada hasta la saciedad por
los profesores de primaria? Repitámosla una vez más, en palabras de Pineda, como
“un conjunto de elementos de interacción e interdependencias recíprocas que
forman un todo unificado”. Cuando Humboldt empezó a darse cuenta de que los
organismos vivos creaban sistemas escribió una obra en la que, según nos
comenta el catedrático de la Complutense, sintetizaba “en un solo libro la
estructura física global del mundo conocido, en donde todo se relacionaba con
todo, incluyéndose al propio hombre como parte de ese todo.”
Hacer entender a los lectores esta idea le costó un
libraco que parecía la Biblia: 2000 páginas para relacionar el mundo. Aunque
visto así, tampoco son tantas. Hablar de todo lo que se conocía sobre el mundo
físico hasta el momento y, sobre todo, resumirlo en 2 mil páginas puede ser
hasta meritorio.
Hablábamos antes de sistemas. ¿Qué tipo de sistemas
estudia la ecología? Los ecosistemas, no hay que ser un genio. Un ecosistema se
define, según la Real Academia Española, como “una comunidad de los seres vivos
cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de
los factores físicos de un mismo ambiente.” Para añadir algunos matices, mejor
vayamos a Tansley (1871-1955) y, pionero en la ciencia de la ecología en su
época, que define el ecosistema como al conjunto formado por componentes
biológicos e inertes que mantienen diversas relaciones recíprocas entre las que
deben estar las que representan intercambios de materia y energía.
Arthur Tansley |
Como ejemplos de los componentes biológicos podemos
poner una rana, un saltamontes, un árbol, hongos varios… No obstante, dentro de
estos elementos también podemos incorporar la materia orgánica de origen
biológico reciente, como un animalillo muerto o un árbol caído. Los componentes
inertes los constituyen la energía que fluye por el sistema y la materia
inorgánica, como una piedra o el agua de un riachuelo.
Por último, piensen en ejemplos de ecosistemas. ¿Qué
se les viene a la cabeza? Un pantano, un lago, un río, un bosque… Sin embargo,
podemos pensar también en un cultivo o incluso en una ciudad. ¿Dónde se han
visto nunca más palomas o cucarachas que en la ciudad? Además, nosotros somos
parte del ecosistema. Somos parte de ese retorcido mundillo de lo vivo. Aunque
muchas veces lo olvidemos. Y mucho más con la omnipresente crisis.
De hecho, vine a hablar hoy de ello por lo poco que
nos importa la ecología, los ecosistemas y las relaciones que tengamos con
ellos cuando nos tocan el bolsillo. Toda la lucha ecológica y toda la
concienciación que teníamos prevista para las próximas décadas se vino abajo
con un toque de gracia a nuestro estado del bienestar. Como abajo se vino
también la inversión en I+D y energías alternativas. Como abajo se ha venido el
futuro de nuestro país. Porque el futuro, nunca lo olviden, son los jóvenes. Y
nosotros, como la ecología, ya no tenemos futuro en este territorio del Sol que
tanto recorte nos ha dado. Al menos, y eso también deberían tenerlo en cuenta,
nos queda la libertad de los que no tienen nada que perder.
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