martes, 1 de mayo de 2012

Nada que perder


Todo está relacionado. Todo. Recuerdo a personas bastante cercanas diciendo, hace poco tiempo, que la política no les interesaba porque no tenía nada que ver con ellos, que nada podían hacer para cambiar las cosas y, que estuviera quien estuviese en el gobierno, iban a seguir recibiendo su buen salario. Qué cúmulo de mentira, indiferencia y apatía ha sido creado para ir creciendo arrullados por el conformismo. Ahora todo ese absurdo planteamiento de la distancia cae. Ahora nos damos cuenta de que todo nos influye. Ya no somos capaces de ser indiferentes. Ahora nos damos cuenta de que todo está relacionado.
Ejemplo de ecosistema
Fíjense qué curioso. Lo mismo que les ocurrió a los primeros ecólogos. “La ecología es la ciencia de las relaciones que mantienen los organismos vivos entre sí y con su entorno físico-químico”. Así define esta ciencia Francisco Díaz Pineda, catedrático de Ecología de la Universidad Complutense de Madrid,  en su obra Ecología. Ambiente Físico y Organismos Vivos. Como bien nos comenta, las grandes expediciones de los siglos XVIII y XIX tuvieron mucho que ver en la creación de este nuevo campo del saber. Los naturalistas que vivieron en aquella época comenzaron a realizar una recopilación exhaustiva de datos biológicos, geológicos y cartográficos. Cuando varios investigadores de distintas ramas viajaban en el mismo barco intercambiaban su información, iniciándose así el camino hacia el entendimiento de nuestro lugar en el planeta.
Alexander von Humboldt
Un día llegó un tal Alexander von Humboldt y pensó, “¿no será más interesante, en lugar de recoger datos y más datos para que luego cojan polvo, observar la relación existente entre ellos?”. Dicho y hecho. Así llegó a la conclusión de que los organismos vivos tenían mucho que decir en la historia del mundo, jugando un papel fundamental en los procesos naturales.
Humboldt añadió la idea de unidad del mundo como sistema. ¿Recuerdan la definición de sistema machacada hasta la saciedad por los profesores de primaria? Repitámosla una vez más, en palabras de Pineda, como “un conjunto de elementos de interacción e interdependencias recíprocas que forman un todo unificado”. Cuando Humboldt empezó a darse cuenta de que los organismos vivos creaban sistemas escribió una obra en la que, según nos comenta el catedrático de la Complutense, sintetizaba “en un solo libro la estructura física global del mundo conocido, en donde todo se relacionaba con todo, incluyéndose al propio hombre como parte de ese todo.”
Hacer entender a los lectores esta idea le costó un libraco que parecía la Biblia: 2000 páginas para relacionar el mundo. Aunque visto así, tampoco son tantas. Hablar de todo lo que se conocía sobre el mundo físico hasta el momento y, sobre todo, resumirlo en 2 mil páginas puede ser hasta meritorio.
Hablábamos antes de sistemas. ¿Qué tipo de sistemas estudia la ecología? Los ecosistemas, no hay que ser un genio. Un ecosistema se define, según la Real Academia Española, como “una comunidad de los seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de los factores físicos de un mismo ambiente.” Para añadir algunos matices, mejor vayamos a Tansley (1871-1955) y, pionero en la ciencia de la ecología en su época, que define el ecosistema como al conjunto formado por componentes biológicos e inertes que mantienen diversas relaciones recíprocas entre las que deben estar las que representan intercambios de materia y energía.
Arthur Tansley
Como ejemplos de los componentes biológicos podemos poner una rana, un saltamontes, un árbol, hongos varios… No obstante, dentro de estos elementos también podemos incorporar la materia orgánica de origen biológico reciente, como un animalillo muerto o un árbol caído. Los componentes inertes los constituyen la energía que fluye por el sistema y la materia inorgánica, como una piedra o el agua de un riachuelo.
Por último, piensen en ejemplos de ecosistemas. ¿Qué se les viene a la cabeza? Un pantano, un lago, un río, un bosque… Sin embargo, podemos pensar también en un cultivo o incluso en una ciudad. ¿Dónde se han visto nunca más palomas o cucarachas que en la ciudad? Además, nosotros somos parte del ecosistema. Somos parte de ese retorcido mundillo de lo vivo. Aunque muchas veces lo olvidemos. Y mucho más con la omnipresente crisis.
De hecho, vine a hablar hoy de ello por lo poco que nos importa la ecología, los ecosistemas y las relaciones que tengamos con ellos cuando nos tocan el bolsillo. Toda la lucha ecológica y toda la concienciación que teníamos prevista para las próximas décadas se vino abajo con un toque de gracia a nuestro estado del bienestar. Como abajo se vino también la inversión en I+D y energías alternativas. Como abajo se ha venido el futuro de nuestro país. Porque el futuro, nunca lo olviden, son los jóvenes. Y nosotros, como la ecología, ya no tenemos futuro en este territorio del Sol que tanto recorte nos ha dado. Al menos, y eso también deberían tenerlo en cuenta, nos queda la libertad de los que no tienen nada que perder.  

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