“Bebe mucha leche para que crezcas sana y fuerte”,
me decía mi abuela. Caso le hice. Sana y fuerte crecí. Delgadilla, pero fuerte.
Y no se puede decir que sea por no comer. Leche y de todo lo demás. Como más
que mi chico, de unos 25 kilos más que yo, y no soy capaz de engordar un solo
gramo. Lo de los metabolismos es todo un mundo, y el mío va a velocidad de
vértigo.
Proceso de degradación de la lactosa (glucólisis) |
El caso, la leche. Los occidentalitos seguimos
bebiéndola tan ricamente en la edad adulta. Sin embargo, no es lo habitual. El
ser humano pierde la capacidad de producir lactasa (que es la enzima que nos
permite degradar la lactosa en azúcares de más fácil digestión) con el paso de
los años. Entra dentro de toda lógica. Necesitamos la lactasa para poder
digerir la leche materna cuando somos bebés. Pero cuando crecemos, ¿de qué nos
serviría seguir malgastando energía produciendo una enzima inútil? Esa es la pregunta
que se hizo la señorita Evolución, tras la que decidió favorecer a aquellos que
solo la sintetizaban en la niñez.
Pero ya le vale, podría la leche materna tener un
azúcar un poquito menos complejo y no tener la necesidad siquiera de producir
lactasa en la época de lactancia. En cambio, se empeñó en dejar ilesa una
enzima dificilísima de digerir. ¿Por qué? La teoría de Marvin Harris en su obra
Nuestra especie, es que, aunque dé la
puñeta, la lactosa aporta más beneficios que dolores de cabeza. Dentro de lo
malo, lo mejor.
La lactosa ayuda a los bebés a incorporar el calcio
en los huesos, un calcio que, evidentemente, viene de la leche materna. Cuando
uno se hace mayor, ese calcio podemos absorberlo de vegetales de hoja verde,
por ejemplo. Además, a los adultos también nos ayuda la vitamina D, que
ingerimos en algunos pescados y sintetizamos al recibir radiación solar, a
fijar el calcio en los huesos. Es decir, nosotros tenemos herramientas para
fomentar la absorción de calcio cuando dejamos atrás la tierna infancia. Pero
los bebés solo cuentan con la lactosa, que, a pesar de lo indigesta que pueda
ser, nos ayuda a crecer sanos y fuertes. Como manda mi abuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario